Momentos

Verano mío 2018

¡Hola! Hoy les voy a contar de mis vacaciones de verano, los que me siguen en instagram ya saben un poco de cómo me fue pero para los que no, les cuento que me fui una semana a Bacalar y Tulum, y me fui sola. Por cierto esto va a estar muy largo, preparen el café porque me entró la inspiración de golpe y bueno, quién soy yo para decirle que no.

Decidí irme a Bacalar, porque el año pasado que venía de regreso de mis vacaciones en el avión leí de un lugar mágico llamado “la laguna de los 7 colores” o sea, Bacalar, Quintana Roo, del cual ya había escuchado, pero en ese momento su magia me terminó de cautivar y decidí que tenía que ir a contar los 7 colores.

Tulum era otro destino que hace mucho quería ir así que aproveché y lo puse en la lista, y ya que andaría ahí, me animé a ir al  Tulum Veg Fest, no soy vegana, pero se me hace muy creativa la alimentación basada en plantas y me interesaba aprender un poco más. Entonces así se armó el destino de las vacaciones 2018.

¿Porque me fui sola? La pregunta del millón. Viajar sola es todo un tema, recibí muchas caras de susto, comentarios de ¿CÓMO TU SOLA?, y otros tantos de ¡QUÉ PADRE!, y lo entiendo, pero es una experiencia que todos tenemos que vivir, en la que te conoces y aprendes a estar solo, algo que no muchos se atreven y/o quieren. Así que me fui sola porque ya tenía que hacer ese viaje y porque sí :).

Pero les voy a confesar algo, aunque no era la primera vez viajando sola, en el 2014 me fui a Europa Central y en el 2015 a Huatulco, para este viaje sí la pensé mucho, primero por miedos míos y porque ya saben, una mujer viajando sola por México, no suena a la mejor idea. Pero al final decidí dejar esos miedos a un lado y hacer la maleta.

Así que volé Hermosillo-CDMX-Chetumal por volaris y lo compré por medio de Expedia porque por razones que solo el internet sabe, me salía mucho mejor que por la página de la aerolínea. Por lo general siempre compro por Expedia.

El regreso fue Cancún-CDMX-Hermosillo por Aeroméxico con los puntos acumulados de mis viajes anteriores, así que las vacaciones pagan las vacaciones, ja.

En Chetumal dormí una noche, no conocí nada, porque me dio una tremenda migraña por lo cual solo salí por comida a una plaza que tenía cerca de mi airbnb y ya, morí en mi cuarto hasta el día siguiente, que fue cuando me fui a Bacalar.

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Bacalar está a 40 minutos de Chetumal, para llegar desde el aeropuerto puedes rentar carro o camión, ADO tiene salida desde ese punto. Como yo dormí en Chetumal, al día siguiente agarré para la estación de camiones y ahí te voy Bacalar.

Bacalar es un pueblito pequeño, hagan de cuenta como si fuera un kino viejo pero más grande y la parte dónde está la laguna es kino nuevo. Es muy tranquilo y el lugar perfecto para desconectarte.

Llegue a un hostal que estaba en el pueblo, era un cuarto compartido con 6, pero que nadie llegó así que mejor para mí. El lugar no estaba mal, pero parece que está sin terminar, mis anfitriones super buena onda y me dieron buenas recomendaciones.

Llegando me fui al tour por la laguna, desde que llegué al punto de partida y vi la vista fue WOW, entonces ya estaba super emocionada por subirme.

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El secreto de los 7 colores de la laguna está en que la arena es blanca, hay 3 cenotes, por lo que las diferentes profundidades y el sol, crean ese efecto.

Mi parte favorita fue cuando llegamos al canal de los piratas y me senté en la laguna a ver el azul que me rodeaba, dejé que todo fluyera, como dice Headspace, allowing thoughts to come and go, fue mi momento de vaciar y calmar mi mente, de estar presente y de estar en absoluta paz. Después me fui a nadar. flotar y a seguir disfrutando del paraíso.

Un random fact, la arena está chistosa, la sientes mojada pero no se te pega, no sé esta raro, pero todo bien, luego llegas a un punto en el que cambia y es por el azufre, y te puedes exfoliar, también había barro pero creo que no llegue a ese lado.

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Definitivamente voy a volver.

Luego me fui a tomarme la típica foto de los columpios, pero resulta que estaban llenos y no me dejaron entrar, así que bye, me fui a casa tortuga a comer un sándwich de pollo y una cerveza que me supo a gloria, con una vista espectacular. Con la panza llena y el corazón contento, era momento de volver a relajarme y me dormí en un hamaca, y en eso consistió mi tarde, laguna, hamaca, cheve, hamaca, inhalar y exhalar, cheve.

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Al día siguiente me fui a desayunar a El manatí, después de una caminata en el sol, desayuné un omelette con verduras y cafe negro muy agusto y muy rico, había música en vivo por lo que todo el momento estuvo muy agradable y con ganas de que no pasara el tiempo.

Después de ahí me fui a conocer el fuerte de San Felipe, que era donde se defendían de los piratas del Caribe, hay un pequeño museo para conocer la historia del lugar, y no, no hablan de Jack Sparrow, lol. Para terminar subí a la torre y la vista estaba espectacular y el sol brillando con todo su power.

Claro que me tomé la típica foto turista y de ahí me fui a mi hostal porque tenía que ir por mis cosas para mi próxima parada, Tulum.

Para llegar a Tulum tomé un camión, el trayecto duró unas 2:40 hrs, tiempo suficiente para leer, dormir y volver a leer. El libro que me lleve fue el juego del ángel de Carlos Ruiz Zafón, El libro que me lleve fue el juego del ángel de Carlos Ruiz Zafón, me gustó mucho y casi no me lo llevaba por gordo, ¡perdón!.

En Tulum también use airbnb, rente un depa, que estaba bien ubicado, solo que había un bar en la otra calle, que una noche fue el terror, no dormí porque la música estaba bien pirata, pero los demás días todo bien, me costó trabajo acostumbrarme a dormir con ventanas abiertas, siempre sentía que alguien se asomaba jajaja. Ese día llegué deshidratada y hambrienta, así que me fui directo a comer Burrito amor, y me comí un burro con todos los carbs existentes, me cayó fabuloso. Por obvias razones, no hay foto.

Al día siguiente me fui a las ruinas, siempre había querido experimentar la vista desde las ruinas hacia el mar, ver ese azul único, pero resulta que la Riviera estaba luchando contra el sargazo, y mi vista azul soñada, se vio pintada de café, otra razón más para volver, aun así el estar ahí fue increíble.

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De ahí me fui a la playa, en este punto me sentía super cansada por tanto sol, ya sé soy  de la ciudad del sol, pero no podía más. Me fui a un tour en lancha para ver las ruinas desde el mar y después a snorkelear, se supone que iba a ver tortugas pero no vi jajaja. La playa no estaba tan bonita por las algas, pero yo estaba derrotada así que me quede en un camastro, refugiándome del sol y agarrando valor para el regreso. El sonido del mar y la tranquilidad, siempre se agradece.

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Ese día traía un gran antojo por pizza, así que me fui a la malquerida por una pizza de vegetales enorme, claro que me la pude haber comido toda, pero decidí disfrutar y  no abusar jajaja.

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El viernes fue día de otra vez despertar temprano e irme al gran cenote, todas las recomendaciones decían que era mejor irse tempra, así que les hice caso y que bueno, porque estaba tan bonito el lugar, que verlo sin gente fue increíble, tome fotos, nade, el agua estaba helada, lo cual estuvo fabuloso porque tenía mucho sol acumulado, y terminé de descansar un rato en una hamaca, estoy considerando seriamente comprarme una.

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Estuve todo el tiempo que se pudo, hasta que se llenó de gente y se perdió ese sentimiento de paz. Así que fue momento de regresar al depa, a descansar y comer la pizza del día anterior

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En la tarde antes de irme Central Park, en dónde era el Tulum Veg Fest, llegué por una nieve a Campanella Cremiere, pedí avellana y moca, y no tarde nada en pagar y sentarme y mi nieve ya estaba derritiéndose jajajaja, estaba buenísima pero eso de disfrutarla lentamente, no fue posible. La foto también es la descripción gráfica de mi sentir con el calor y la humedad esa semana.

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Con todo ese sugar rush llegué al Veg Fest y nos pusieron a bailar una coreografía, y luego una clase de pompa con las om twins, que estuvo padrísima, tenía toda la semana sin hacer ejercicio y me ardió todo. Después estuvo un grupo de salsa pero la verdad yo estaba bien cansada, y agarré camino a casa.

Al día siguiente tenía pensando ir a la meditación y yoga, pero oh sorpresa, me quedé bien dormida y no pude despertar JAJA, así que aproveché para irme con toda la calma a desayunar a Del cielo, ahí comí unos huevos rancheros con un café que estaba delicioso, disfrute mucho el lugar y el desayuno, y ahora sí con la pila bien cargada, al veg fest.

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Lo mejor del festival, para mi, fueron los talleres de cocina, porque como saben me encanta cocinar y comer.

El primero fue con the vegan art, y me traje un recetario de ella, así que pronto estaré compartiéndoles un poco de sus recetas, como la tinga de zanahoria y camote que estaba deliciosa, y quiero empezar a germinar lentejas, a ver cómo me va. Y en la foto también se ve un brownie crudivegano que estaba buenísimo, era de frijol.

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Luego estuvo el chef Juan Pablo del restaurant Farmer to table, el menú lo diseñan en relación con lo que tengan disponible de los productores locales, su intención es apoyar a los alimentos de la región y lo que está en temporada, me quedé con ganas de ir a comer ahí.

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Preparó unos hotcakes con harina del ramón, lo cual en Bacalar lo había visto y pensé que era una marca, pero resulta que es la semilla del Ramón (un árbol), con la cual hacen harina y otros productos, aun no es muy conocido por lo que está difícil de conseguir. Los hot cakes acompañados con fruta de temporada y de la región, como el nache esa bolita que parece naranjita.

Después estuvo el chef Eleazar del restaurante Zebra, preparó un sope con frijoles refritos en guajillo y calabaza confitada, super simple pero super rico, y esa es su manera de cocinar, le gusta usar ingredientes sencillos que se conviertan en una experiencia deliciosa. Fue el sope más bonito que he comido en mi vida.

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Por último, Lauren Toyota de Hot for food, acaba de sacar un libro de puras recetas de comida golosa pero veganas, ahí preparó un “queso amarillo” para nachos que la verdad estaba muy bueno, ese también está en mis pendientes para hacer, porque seamos realistas el queso amarillo ni queso es, así que mejor comer algo hecho con ingredientes de verdad.

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Y bueno, también había varios expositores locales con sus productos, quería comprar todo pero ya solo me quedaba efectivo para el taxi jajaja, me compré unos aretes hechos de papel de palmas, muy coloridos y bonitos, para recordar por siempre mi viaje.

El domingo era mi último día, así que esta vez sí me desperté para ir a la meditación, a principio de año empecé a practicar con Headspace así que quería intentar una meditación guiada en vivo.

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Duró creo 40-50 minutos y se me hizo nada, estuvo genial, fue en una terraza con una vista increíble, todo el momento fue como tenía que ser, agradecí a Dios por estar ahí, por el viaje, por la experiencia, por todo, terminé de cargar todo el power para regresar con toda esa energía. Por eso me tardé en escribir esta entrada, no sabía ni por dónde empezar jaja.

Después seguía la clase de yoga pero no me quedé, y es que el yoga y yo no terminamos de entendernos, hago una clase de vez en cuando pero creo que no es lo mío, y como ya se me hacía tarde, mejor fui a terminar maleta.

Con maleta en mano y mis snacks me fui al ADO para agarrar el camión que me llevaría directo al aeropuerto, son como unas 2.30hrs aproximadamente, creo que me dormí, seguí leyendo y comí mango que compré en la frutería a la cual fui todos los días para comprar mi desayuno o snacks. Estaba bien buenísimo.

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Y bueno la vida en aeropuertos, nada relevante que contar, todo salió bien, mi mayor estrés es el llegar a tiempo, ya una vez que tengo mi boleto en mano, me relajo y listo.

Así fue como pase mis vacaciones, toda una experiencia, que me llenó de la energía que necesitaba, al final vi esta frase en un bar del aeropuerto y sí, abre tu mundo, sal y explora, pero sobre todo date la oportunidad descubrir nuevas cosas de ti, y no tiene que ser el otro lado del mundo para lograrlo.

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Ya para terminar, si me preguntan si vuelvo, la respuesta es ¡SÍ!, seguro que sí, dejé algunos pendientes. Aun no sé cuál será mi próximo destino, hay tiempo de planearlo, tal vez sea México porque aaah como tenemos lugares hermosos, ¿a poco no?.

Por lo pronto, me despido, gracias por leer, por haber llegado hasta aquí, espero y te animes hacer ese viaje en el que tanto has pensado. Nos leemos pronto.

Hasta la próxima.

#ladelacadenita

 

 

 

 

 

 

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2 comentarios

  1. […] y profunda, e hicimos una parada para conectar un poco con la naturaleza, si leyeron la entrada de mis vacaciones de verano, saben que me gusta mucho eso de sentarse en el agua y dejar que todo […]

Responder a De visita en la Isla tiburón – La de la cadenita Cancelar respuesta

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